Lectores sonrientes.

sábado, 22 de junio de 2013

Los recuerdos vuelven, y las personas hay veces que también.

Ryan respiro hondo, cuando se termino de arreglar. Estaba nervioso. No le gustaban las sorpresas, ni mucho menos si le avisaban así de repente. Sonrió al quedarse mirando la foto que tenia en la mesilla.Una pareja de amigos, jóvenes, sonrientes, se notaba que se lo pasaban en grandes juntos..la sonrisa de la chica mostraba más de lo que entonces hubiera podido pensar. Azucena...¿Cómo podía doler tanto la perdida de una persona, si ni siquiera fue suya al completo?. Una vez más respiro profundamente, bajando las escaleras. Se despidió de su madre, y se dirigió andando a saber que fiesta, que sorpresa y que personas.

-¡Ryaaaaaaaan!- le gritó Susana desde la puerta del local- Lento, mueve tus piernas más rápido, están todos desesperados dentro.

-Voy- le respondió también gritando, cuando empezó acelerar sus pasos. Al llegar, inspecciono la puerta de la entrada, intentando averiguar algo de lo que podía esconder- ¿Qué sorpresa es?.

-En sí ninguna, es solo una discoteca para bailar y tal- se río Susana- Pero venga, entra.

Ryan frunció el ceño, resoplando. Seguramente sería alguna tontería de Susana, pensó cuando cruzo la puerta. Como bien había dicho Susana, tan solo era una discoteca de las muchas que había en la ciudad, con mucha gente, riendo, bebiendo, algunos aburridos, resoplando, otros intentando ligar y recibiendo calabazas, y de repente, en medio de la pista, una melena rubia que daba las vueltas al mismo ritmo que la cintura de su cuerpo, un vestido corto, con flores casi imperceptible, bailaba sin miedo, sin pena, tan solo se movía al son de la canción de ese momento, giro su cuerpo, hacia la dirección de Ryan. Ojos azules, sonrisa angelical, le miro fijamente, mientras seguía bailando dirigiéndose a el.

-Hola- le saludo la chica al pararse delante de el, seguía mirándolo con curiosidad- Me llamo Alicia.

-Mira Ryan, te presento a Alicia, mi prima- una vez hechas las presentaciones, Susana se fue alejando hacia su grupo de amigos, mientras Ryan, atónito por como se movía, seguía mirando a Alicia, sin pronunciar sonido ni palabra alguna.

-¿Bailamos?- le propuso Alicia, una vez que Ryan, pronuncio un seco hola.

Ryan titubeo,  le cogió la mano a la chica y se acercaron a la pista de baile. Ryan al principio se resistió, pero al final, cedió al ritmo de la música.

En ese mismo instante, sin querer, sin proponerselo,  y con el destino entremedias, su espalda choco con la de una chica, el giro para pedirle disculpas, miro los ojos de la chica, se sumergió en ellos, como tantas veces había hecho.

-Azucena..-dijo cuando la reconoció.

Azucena le miro primero a el, y luego poso su mirada en Alicia, la reviso de arriba a abajo.

-Venga, Ryan, vamos a tomar algo- la voz de Alicia, se oyó como pudo en ese sala llena de música hasta el cielo, mientras le cogía del brazo dirigiéndole hacia la barra.

-Azucena ....- pronuncio el nombre de nuevo, mientras Azucena, lo miraba fijamente, decepcionada. Allan también la arrastro hacia el lado contrario de la barra.

Sus miradas se cruzaron de nuevo, antes de perderse entre el bullicio de la gente.

-¿Quien era esa?- le pregunto Alicia, una vez que le habían traído lo pedido.
-Bueno...era...una vieja amiga- se encongio de hombros, dando vueltas a la pajita de su bebida.
-Ah claro, una vieja amiga- sonrió Alicia intentando rebajar la tensión producida hace unos pocos instantes.
-¿Seguimos bailando?- pregunto Ryan, levantándose, y cogiendo la mano de Alicia.
-Claro, a disfrutar la noche- anuncio Alicia, cuando le seguía los pasos a Ryan.

Ryan no podía quitarse la mirada penetrante de Azucena, fue profunda, caótica y como una leve luz que en pocos instantes se apago. Respiro, mientras observaba expectante a los movimientos perfectos, dinámicas y extraordinarios que era capaz de hacer Alicia con su cuerpo. Ryan se rió, mientras inconscientemente se acercaba a Alicia, cogiéndola de la cintura, para bailar juntos. En sus intentos frustrados de hacer desaparecer el recuerdo de Azucena.

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viernes, 7 de junio de 2013

Y se van alejando con necesidad de mirarse.

Habían pasado demasiado tiempo desde que los ojos de Azucena se habían podido sumergir en los de Ryan. Casi 10 meses después, allí se encontraba Azucena, frente a una tarta de cumpleaños que lucía perfectamente un numero, los 18 suyos. Azucena respiro hondo, mientras que detenidamente pensaba en un deseo que si podía hacerse realidad, aunque a decir verdad, esas cosas a ella no le iba mucho.

-Bieeen- gritaron todos al unisono cuando Azucena sopló las velas. Todas se acercaron a felicitarla, algunos con la típica broma "Ya podrán meterte a la cárcel" otros recordándole que ya podrá conducir un coche y así sucesivamente. Alguien la abrazo desde detrás.

-Te quiero, boba- le dijo antes de besarla en el cuello.

Azucena se giró para posar su mirada en el los ojos del que le había dicho eso. Era Allan, su creador de sonrisas desde relativamente unos 3 meses y medio. Azucena le devolvió el beso, pero estaba vez en los labios. Allan le sonrió mientras la abrazaba tiernamente.

En la casa de Ryan

Ryan se tomo el ultimo sorbo de su café, mientras su madre se acomodaba placidamente en el sofá. Ryan estaba tan inmerso en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta cuando en vez de dejar el vaso en la encimera, lo dejo caer el suelo.

-¿Qué has roto?- le preguntó su madre, cuando renegando se levanto del sofá.

-Un vaso, pero no pasa nada, ya lo recojo- le respondió Ryan cogiendo la escoba y el recogedor.

-Oh, como quieras- dijo su madre, cuando alegramente se volvió a sentar.

Una vez recogidos los cristales, su móvil vibró en el bolsillo del pantalón. Ryan lo cogió, leyendo la pantalla (tenía esperanzas de que fuese Azucena) era Susana.

-¿Si?- respondió desinteresadamente Ryan, mientras se dirigía hacia su habitación.

-Hola Ryan! Tengo plan para esta noche, ¿Te apuntas?- le propuso Susana, cuando Ryan había subido las escaleras y paro en seco al oír la proposición.

-Eh, para el carro,¿A donde?¿Con quien? ¿A que hora?- le interrogo Ryan.

-Mmm...ya lo veras, sorpresa- se rió Susana al otro lado del teléfono.

Ryan titubeo por unos momentos, analizando los pros y los contras, hasta que al final se decidió.

-De acuerdo...aunque no me fió mucho de ti.

-No problem, todo en orden, nada que preocuparse, hasta luego.

Ryan colgó, justo en el momento en que su madre lo reclamo abajo, por el desastre de barrer que había hecho en la cocina.

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