-Hora de levantarse- se dijo a si misma encaminándose al armario, cogió lo primero que pillo, pantalones cortos de gimnasia y una camiseta ancha . Azucena se quedo fijamente mirando a la camiseta.
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- Azucena, corre mas, estamos casi cerca- le gritaba Ryan casi llegando al gran lago que se encontraba en el centro del bosque. Azucena respiraba con dificultad, no estaba acostumbrada a correr tanto, en el ultimo tramo del camino, cuando apenas le quedaban menos de un metro, Azucena se tropezó con una rama, ensuciándose y haciendo unos considerables rasguños en la camisa beige.
Ryan corrió hacia ella, ayudando a levantarse.
-¿estas bien- la voz de Ryan sonaba muy preocupada. Azucena afirmo, mirando los rasguños de su camisa y pequeñas heridas superficiales.
-Mi madre me matara por la camisa(cambiar)-hizo una mueca Azucena. Ryan se quedo pensativo, y finalmente frunció el ceño. De repente, se empezó a quitar su camisa, dejando admirar unos pequeños abdominales que aun le quedaban tiempo para que fuesen firme y consistentes.
-Pontela, no pasaras tanto frió-Ryan le sonrió y le cogió de la mano.
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La voz de su madre llamándola hizo que volviera a la realidad. Hizo una mueca, volvía a recordarlo. Azucena bajo las escaleras, necesitaba despejarse un poco, sentir aire libre, correr como si no hubiera tiempo. Hizo unos estiramientos y empezó su día, corriendo, como hacia un tiempo atrás con Ryan. Azucena admiro embelesada en el paisaje que tenia alrededor nunca había puesto tanta atención como hoy.
-Azucena-Una voz masculina la llamaba, la reconoció al instante, fue como si le remojase en una olla caliente- Azucena, espera.
Azucena inconscientemente paro, y espero a que la persona se acercase, dándose animo a si misma, lo miro a los ojos y sonrió menguantemente
-Hola Azu- Otra vez esa jodida mirada, y esa sonrisa que siempre le hacia volver por los cielos.
-Hola Ryan- No sabia por que se había parado, y menos aún, por que pronuncio su nombre.
Ryan sonrió, la echaba de menos, al fin había recogido el valor suficiente para al menos saludarla.
-¿Te apetece que tomemos un café para ponernos al día?- Seguía manteniendo su sonrisa, a la espera de la afirmación de Azucena. Azucena se resistió a pronunciar un si, pero finalmente accedió. Era raro, todo sentimiento de rencor hacia el se había esfumado, era como si nunca hubiese existido y ahora, no entendía como podía haber salido corriendo de la manera en la que la hizo la ultima vez que llamo a la puerta de su casa.
Ambos se dirigieron a un bar cercano a sus casas. Ryan estaba nervioso, quería mantener esa conversación desde hacia indudablemente tiempo, en cambio, Azucena se mantenía firme, preguntándose mentalmente ¿Por que? ¿Por que había aceptado?. Tuvo un impulso de salir corriendo, pero se contuvo, después de todo, no tenía nada que perder por intentar al menos acercar barreras y mantenerse en conocidos.
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-Azucena-Una voz masculina la llamaba, la reconoció al instante, fue como si le remojase en una olla caliente- Azucena, espera.
Azucena inconscientemente paro, y espero a que la persona se acercase, dándose animo a si misma, lo miro a los ojos y sonrió menguantemente
-Hola Azu- Otra vez esa jodida mirada, y esa sonrisa que siempre le hacia volver por los cielos.
-Hola Ryan- No sabia por que se había parado, y menos aún, por que pronuncio su nombre.
Ryan sonrió, la echaba de menos, al fin había recogido el valor suficiente para al menos saludarla.
-¿Te apetece que tomemos un café para ponernos al día?- Seguía manteniendo su sonrisa, a la espera de la afirmación de Azucena. Azucena se resistió a pronunciar un si, pero finalmente accedió. Era raro, todo sentimiento de rencor hacia el se había esfumado, era como si nunca hubiese existido y ahora, no entendía como podía haber salido corriendo de la manera en la que la hizo la ultima vez que llamo a la puerta de su casa.
Ambos se dirigieron a un bar cercano a sus casas. Ryan estaba nervioso, quería mantener esa conversación desde hacia indudablemente tiempo, en cambio, Azucena se mantenía firme, preguntándose mentalmente ¿Por que? ¿Por que había aceptado?. Tuvo un impulso de salir corriendo, pero se contuvo, después de todo, no tenía nada que perder por intentar al menos acercar barreras y mantenerse en conocidos.